jueves, 1 de mayo de 2014

El Embrutecimiento Global y el Vaticano. Capítulo X. Los textos conciliares para el embrutecimiento global


Inaugurando la revolución de los fraudes flagrantes

Los documentos del Concilio

La meta histórica del Concilio fue la de recuperar para los que se autonombran judíos la categoría suprema de ser "El Pueblo de Dios". Asunto que contradice tanto la historia por el hecho de la destrucción del pueblo judío por los ejércitos de Roma, como por el hecho de que los mismos ejércitos que los destruyeron gobernaron en adelante desde Roma el mundo occidental. Como esos romanos conquistadores del mundo fueron los apóstoles y discípulos de origen judío, la promesa divina está cumplida y consumada.

En el terreno religioso solo la Biblia, por ser acorde al único Dios en sus mandamientos y promesas es reconocible como divina. El judío moderno, por el contrario, por ser el Talmud de Babilonia chocante con la Biblia, y jurídicamente con el derecho romano es un elemento extraño e inasimilable.

En cuanto a su raigambre, la historia, y aún judíos serios como Arthur Koestler hacen valer el hecho de que el 95% de los que se autonombran judíos no lo son. Sus orígenes no pueden ser más extraños al judaísmo, ya que se trata de jázaros o khazars que se convirtieron al talmudismo del siglo VII en adelante. Estos jázaros habitaban en la época al norte del Mar Negro. Se ha especulado mucho sobre las razones de su conversión por la que vinieron a reforzar los números de un pueblo tan disminuido que parecía estar al borde de la extinción. Entre las razones que se citan  para explicar la conversión de los jázaros al Talmud ha dominando la idea de procuraban ante todo su independencia absoluta de la Cristiandad y del Islam, las dos grandes civilizaciones del momento, lo que hace del hecho una decisión más política que religiosa; pero no es posible omitir como razón las ventajas predatorias que ese satanismo ofrece; y por el rompimiento con toda restricción sexual que promueve.

El problema que presenta el refuerzo de los jázaros al mundo moderno radica en que no es el refuerzo meramente demográfico a un pueblo cualquiera, sino un refuerzo directo a los ejércitos del Talmud de Babilonia conducente al embrutecimiento global. Embrutecimiento que conquistó el Vaticano con la revolución ejecutada sobre la sangre de Pío XII, asesinado, y una reforma más drástica que la protestante como prueba el Concilio.

Una prueba de ello está en lo más ridículo que pueden ofrecer los documentos de una institución: estar fundados en la ambiguedad, y peor, en afirmar literalmente las verdades cuyo fondo se negará de facto en el desarrollo tanto doctrinal como práctico del asunto. La repetición de que Jesucristo es Dios se niega, de facto, al negar la exclusividad de Su Palabra que, de ser considerada realmente divina por sus representantes, estos harían uso de la misma para cerrar las puertas a las demás que no lo son. En vez de eso, con la disculpa de la libertad se exige ante el mundo el mismo derecho para las demás "religiones". Esto es no solo de brutos sino de traidores, al grado que no se encuentra en la historia entera del hombre otra aberración de tamaña magnitud. Esto que es indudable en Dignitatis Humanae permea todos los documentos conciliares. Estamos por tanto ante El Espíritu del Concilio, lo propio de la mentira, mentira que con maña oculta en lo posible la intención pervertidora de estos sus falsos representantes ahora dedicados a canonizar a sus secuaces. Esta es la hipocresía que Jesucristo establece como sinónimo de condenación en el Evangelio, y que este Vaticano de hoy tiene como bandera.

Tan torpe es este espíritu del concilio, que precisamente por torpe permite su contundente refutación muchas veces desde el título mismo. A veces conviene aprovechar el primer párrafo bastando con ello. Otras veces, por tratar más del fondo, y en razón del interés propio del tema nos extenderemos un poco. No analizaremos todos los textos ya que esto requiere todo un libro aparte, pero no dejaremos duda en relación a la institución que los produjo con los tres que analizamos a continuación.


Con los textos del Concilio en cursivas:

UNITATIS REDINTEGRATIO (DECRETO) 

SOBRE EL ECUMENISMO

PROEMIO 
1. Promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos es uno de los fines principales que se ha propuesto el Sacrosanto Concilio Vaticano II, puesto que única es la Iglesia fundada por Cristo Señor, aun cuando son muchas las comuniones cristianas que se presentan a los hombres como la herencia de Jesucristo. Todos se confiesan discípulos del Señor, pero sienten de modo distinto y siguen caminos diferentes como si Cristo mismo estuviera dividido. División que abiertamente repugna a la voluntad de Cristo y es piedra de escándalo para el mundo y obstáculo para la causa de la difusión del Evangelio por todo el mundo. 

Este conjunto de aberraciones propias del Espíritu del Concilio demuestran, chocando directamente con el Evangelio, el espíritu embustero del Anticristo y su voluntad de destruir a la Iglesia.


  • la restauración de la unidad entre todos los cristianos exige, primero que lo sean; ya que dentro de la condena a los hipócritas con que Jesús excomulga en los Evangelios caben todos los falsos Cristos con sus falsos cristianos, desde los que no tienen madre rechazando la maternidad espiritual de la Santísima Virgen sobre ellos, hasta los que la menosprecian convirtiéndola en una madre cualquiera con más hijos y, obviamente, desprovista de su realeza. Tanto los que niegan seis sacramentos como los que los niegan todos (los anabaptistas) Etc. Diga usted ahora si casi dos siglos de guerras de religión en Europa entre católicos y protestantes, que de 1524 hasta 1697 sangraron a Europa dada la gravedad de lo que se quita con las herejías y del empobrecimiento que se sigue de las mismas están correctamente descritas por el texto al resumirlo todo así: Todos se confiesan discípulos del Señor, pero sienten de modo distinto y siguen caminos diferentes como si Cristo mismo estuviera dividido. . . ¿Será que 2500 obispos conciliares (con pocas excepciones) no sabían nada de historia, además de no haber leído una letra del Evangelio, o estarán ya dispuestos a admitir que todo es parte de embrutecimiento programado para el mundo?
  • Por supuesto que es de brutos tomar a los “que se confiesan, o se dicen cristianos”, para sentir diferente y seguir los caminos que sea hasta los del diablo como cristianos auténticos. Si la frase misma no es una burla, sino algo tomado a pecho, la solución habría sido escoltar a sus excelencias y eminencias conciliares a un establo y dejarlos encerrados allí con título de vaqueros.
  •  La artimaña de ponerles título de cristianos solo porque dicen serlo, bastó para que el Concilio enviara la definición de cristiano al basurero, confirmando que la meta que procuraron es el embrutecimiento universal de parte de la falsa Iglesia Universal. Pero recordemos que la meta que procuraron es el embrutecimiento, lo contrario del discernimiento, que es lo que descubre el fraude.
  • En términos modernos podemos referirnos a que Jesucristo dejó vacunados a los verdaderos cristianos contra todo este Concilio de la Apostasía. Y la referencia no está en alguna cita aislada. Subyace el Evangelio entero. Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto; el camino es estrecho y la puerta angosta; Yo soy el camino. El camino estrecho es por definición el desbarrancadero de los herejes; y la puerta angosta la razón por la cual los que sienten distinto y siguen otros caminos no pueden tener cabida. Sed perfectos en el conocimiento del Cristo verdadero y de su doctrina excluye a los de sentir diferente de su Iglesia, porque la primera función de su Iglesia es el discernir, para no embrutecer, entre lo que es perfectamente acorde con el Perfecto, la Palabra del Padre, por medio de la Palabra teológica; por el Camino en singular para condenar los falsos caminos. En resumen: para discernir condenando el embrutecimiento de los otros caminos que conducen al abismo. Discernir para no embrutecer es la exigencia prioritaria de la verdadera Iglesia.
  •  No dejan lugar a dudas los hechos, no es como si Cristo mismo estuviera dividido cuando por el contrario se reafirma al Cristo indivisible separando de Él a sus contradictores; se trata, simplemente, de que el nombre de Cristo lo ha usurpado el Concilio para introducir en Su Nombre las doctrinas que le son contrarias. Hacen uso hipócrita de Su Nombre para dividir con el objetivo de devastar, de continuar la Reforma Protestante con su potencial para seguir dividiendo. Lo están manejando dentro de la Iglesia hoy usurpada sus dirigentes. Lo comprueba no solo el error, sino la falta de militancia contra el cualquier error; y esto al grado de desaparecer la palabra hereje y la palabra apóstata. Palabras que no se encuentran en ninguno de los textos del concilio, y que fueron siempre indispensables para el discernimiento, y para impedir toda forma del embrutecimiento como el que lleva implícito el avance en la imposición progresiva del Talmud del Anticristo.

 NOSTRA AETATE (DECLARACIÓN)

"SOBRE LAS RELACIONES DE LA IGLESIA
CON LAS RELIGIONES NO CRISTIANAS

Nunca antes hubo iglesia, ni religión, que se postulara de non sancto porrazo como agencia de relaciones públicas para entrar en buenas migas con las demás. ¡Por el contrario! La verdad divina no puede ser relativa, y como absoluta exige choque frontal. Millones de mártires lo atestiguan historicamente. Por tanto: He aquí el viejo truco que desde el título mismo descarrila. Acéptelo, y mentalmente quedó indefenso. Peor, ¡fundido! 

"Proemio
1. En nuestra época, en la que el género humano se une cada vez más estrechamente y aumentan los vínculos entre los diversos pueblos, la Iglesia considera con mayor atención en qué consiste su relación con respecto a las religiones no cristianas. En cumplimiento de su misión de fundamentar la Unidad y la Caridad entre los hombres y, aún más, entre los pueblos, considera aquí, ante todo, aquello que es común a los hombres y que conduce a la mutua solidaridad.

Embrutecidos:
  1.  ¿Qué:"el género humano se une cada vez más estrechamente?" Todo el Concilio tuvo lugar de 1962 a 1965. Poco antes había terminado la Segunda Guerra Mundial. Si 70 millones de muertos, otro tanto de heridos, poblaciones devastadas y la carrera armamentista ya iniciada con atómicas "une cada vez más estrechamente a los hombres" (como no sea en los cementerios), si su continuación con el magnicidio de Kennedy en noviembre de 1963, en tiempos conciliares, y como secuela del enfrentamiento por los misiles en Cuba en octubre del 62 que tuvo al mundo en suspenso por desatar una guerra nuclear; si la más estrecha amenaza del comunismo cubano a costas americanas ya que Castro se perpetuaba en el poder se pueden considerar promoción de la "Unidad y la Caridad entre los hombres y, aún más, entre los pueblos" y estos hechos sin precedente justificaran afirmaciones de tan desmedido optimismo, en vez de destacar y actualizar el embrutecimiento conciliar, entonces podría dudarse de que estas aseveraciones vinieran de la embrutecedora cocineta del Diablo! Se confirma la intención de embrutecer, y se ha logrado en los que aceptan vivir de sinrazones.
  2. " la Iglesia considera con mayor atención en qué consiste su relación con respecto a las religiones no cristianas". Otro rebuzno: Esto implica necesariamente reconocer a religiones no cristianas como iguales (¿o cree que es posible relacionarse haciendo notar al otro su inferioridad?); y para ello habría que reconocer a sus fundadores como iguales a Cristo. Esto ¿cuando se sigue sosteniendo que Jesucristo es Dios y que la Iglesia es la única de fundación divina? Por lo demás, nunca antes hubo una relación de este tipo ni con los protestantes. La Iglesia misionaba en cumplimiento del mandato de su único Señor: "Id y predicad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. El que crea y se bautice se salvará; y el que no se condenará". Y creer se refiere a una fe única, por lo que este es un mandamiento de combate que significa: "quítenles las ovejas y tráiganlas todas a mi redil" ¿Puede ser esta una forma de "relacionarse", o es la fórmula para acabar con la competencia? 
  3. En cumplimiento de su misión de fundamentar la Unidad y la Caridad entre los hombres y . . . La única forma para ese, y para todos los efectos, se resume en una sola palabra: Convertirlos. Convertir al mundo entero es eliminar a todas las demás religiones del mapa. Eliminarlos es lo contrario a relacionarse. Decir lo contrario es de brutos, e ¡imposible ser más brutos!
  4. "y que conduce a la mutua solidaridad". Si conocen la palabra "solidaridad" pero evitan la palabra "conversión", o están en Concilio para una solidaridad sin Cristo, o son meramente brutos. E, ¡IMPOSIBLE SER MÁS BRUTOS! que aquellos que buscan la solidaridad de la verdad con el error.

¡ Y estamos apenas en el primer párrafo!

Veamos el segundo:

"Todos los pueblos forman una comunidad, tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra, y tienen también un fin último, que es Dios, cuya providencia, manifestación de bondad y designios de salvación se extienden a todos, hasta que se unan los elegidos en la ciudad santa, que será iluminada por el resplandor de Dios y en la que los pueblos caminarán bajo su luz.

Embrutecidos:
Si fuera cierto que: "Todos los pueblos forman una comunidad," a la Segunda Guerra Mundial debieron cambiarle primero el nombre a " Segundo Pleito Comunal"; pero esta burrada se queda chica comparada con: "puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra", ya que aquí la mentira es sobresaliente e intencional. Después de la Creación vino la prueba que, por el Pecado Original llevo a la sentencia de Guerra Eterna, y división permanente, y de sangre hasta la condena a los infiernos. Desde el "Enemistad pondré entre tí y la mujer y entre tu descendencia y la suya, y Ella te pisará la cabeza mientras acechas para morder Su talón" (Génesis 3:15); pasando por todo el Evangelio que es de guerra y combate: 
    "¿Creéis que he venido a traer paz a la tierra? Os aseguro que no, no he venido a traer la paz, sino la espada". (Mateo 10:34 )
    "¿Pensáis que vine a dar paz en la tierra? No, les digo, sino más bien división". (Lucas 12:51)
    "Pero a estos mis enemigos, que no querían que reinara sobre ellos, traedlos acá y matadlos delante de mí". (Lucas 19:27)

    En Mateo 25:31 y siguientes, la ridícula unión del ecumenismo queda hecha pedazos al separar para la eternidad a todo lo que el Concilio pretende unificar permanente e incondicionalmente; a los de su derecha para la dicha eterna de la Gloria; a los de su izquierda para los tormentos eternos del Infierno.

    Hasta el Apocalipsis:
     "El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo. Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda".  (Apoc  21:7-8) 

    Tan brutos que ya no sabían ni leer. Eso hace el Diablo que así deja a sus seguidores. La humanidad tenía derecho, sobre todos los miles de millones que jamás han conocido el Evangelio a que el acontecimiento eclesial se los revelara. En vez de eso, estos rabinos disfrazados dieron al mundo lo contrario. La mentira, el embrutecimiento global, todo bajo el pomposo título de Concilio Vaticano II.

    Ha bastado con el análisis de los dos primeros párrafos del texto para develar la intención. Se confirma el dictum con sabiduría de los siglos: "El principio es la mitad del todo".

    Pero no nos quedaremos con los dos primeros párrafos. Alertados sobre una metodología fundada en la estupidez y la mentira, hecha valer contra el derecho a la verdad y el mínimo de inteligencia; sabedores de la traición de Montini que aseguró las cúpulas episcopales con lo más deleznable que encontró entre el clero ya nada podra sorprendernos. En cuanto a la falta de un mínimo de oposición que permite describir la situación como "todos los balones dentro de la portería de la Iglesia" tampoco; y todo debido al éxito indiscutible del monopolio informativo como lo exigía el Baronet de Montefiore.

    Continúa la Nostra aetate con un discurso sobre las religiones no cristianas, confiando absolutamente, como demuestra, con que bastará con encontrar algunos puntos no objetables en ellas para poder entrar en algún tipo de consorcio con ellas. Ya existen las Naciones Unidas, la sorpresa que nos reserva Nostra Aetate es que está dando el paso para la constitución de las Religiones Unidas. Esto tendría utilidad si hubiera bienes que intercambiar y contratos que celebrar entre las religiones como se hace entre las naciones. Pero fuera de los embrutecidos tal cosa es inconcebible por la sencilla razón de que las creencias religiosas no son artículos de comercio ni deslindes fronterizos. ¿Que pretendieron entonces dentro de esta tontería? Toda la malicia está centrada en abrir los tesoros de la fe para un saqueo por los judíos. Veamos el texto bajo 4, segundo y tercer párrafo:

    "Cree, pues, la Iglesia que Cristo, nuestra paz, reconcilió por la cruz a judíos y gentiles y que de ambos hizo una sola cosa en sí mismo. 

    El don del discernimiento, capacidad para distinguir entre la voluntad salvífica de Cristo y la división entre los conversos y los que lo rechazaron, admite únicamente dentro de este párrafo --una sola cosa en sí mismo-- a los cristianos; y es una bribonada querer incluir, y a la fuerza, a los judíos que hoy mismo lo siguen rechazando.

    "La Iglesia tiene siempre ante sus ojos las palabras del Apóstol Pablo sobre sus hermanos de sangre, "a quienes pertenecen la adopción y la gloria, la Alianza, la Ley, el culto y las promesas; y también los Patriarcas, y de quienes procede Cristo según la carne" (Rom 9, 4-5), hijo de la Virgen María. Recuerda también que los Apóstoles, fundamentos y columnas de la Iglesia, nacieron del pueblo judío, así como muchísimos de aquellos primeros discípulos que anunciaron al mundo el Evangelio de Cristo.

    Como era de esperarse, y para mejor engañar al mundo por medio del Concilio, dejaron fuera otra cita de San Pablo: "Estos (los judíos) mataron tanto al Señor Jesús como a los profetas, y a nosotros nos expulsaron, y no agradan a Dios sino que son enemigos de todos los hombres, prohibiéndonos hablar a los gentiles para que se salven, con el resultado de que siempre llenan la medida de sus pecados. Pero la ira de Dios ha venido sobre ellos hasta el extremo." (1 Tesalonisenses 2:15-16).

    Aquí es indispensable hacer notar que la contradicción entre San Pablo alentando a los judíos a la conversión, y el mismo atacándolos por contumaces no es imputable a San Pablo en cuanto contradicción; es, por el contrario, alabanza a aquel que estaba martirizado por tener que reprochar, atacar y al mismo tiempo hacerlo por amor patrio y de salvación a los que tenía que denunciar y denostar. Es el desgarramiento del Profeta, el mayor en el sufrirlo es Cristo. 

    Pero donde rebasaron toda prudencia y medida fue dos párrafos más adelante, de donde transcribo:

    "Como es, por consiguiente, tan grande el patrimonio espiritual común a cristianos y judíos, este Sagrado Concilio quiere fomentar y recomendar el mutuo conocimiento y aprecio entre ellos, que se consigue sobre todo por medio de los estudios bíblicos y teológicos y con el diálogo fraterno"

    Con lo que se afirma que tenemos el mismo texto sagrado con excepción del Evangelio y libros siguientes hasta el Apocalipsis; y que la única diferencia es que mientras que nosotros afirmamos que hemos recibido al Mesías, ellos lo están aún esperando. Nunca hasta hoy ha salido mentira más grande, descarada, y condenable de una institución importante. No solo rechazaron a Cristo los judíos, y lo crucificaron, sino que son descritos asi por el mismo Cristo: "Ustedes son de su padre el diablo y quieren hacer los deseos de su padre. El fue un asesino desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira" (Juan 8:44)

    Los servidores de Cristo, debiendo ser los primeros los obispos conciliares, estaban sujetos por estas palabras y por todas las del Evangelio como lo estuvo Judas que también las conoció. Su traición, como la de Judas, solo puede llevarlos al infierno con él sin que cambie un ápice el triunfo glorioso de la Iglesia Eterna hoy meramente eclipsada.

    En cuanto a la agrupación institucionalmente contraria, la sinagoga, inequivocamente es llamada de Satanás (Apocalipsis 2:9 y 3:9). Leemos el Apocalipsis hasta el fin y la palabra de Dios no enmienda, ni quita ni cambia nada con lo que ratifica la sentencia. Para que los judíos puedan salvarse solo les queda convertirse. Hace prueba plena contra el Concilio y sus embustes el blasfemo y satánico Talmud de Babilonia, haga conexión aquí:Babilonian Talmud

    Y las mentiras más descaradas siguen en el párrafo siguiente:

    "Aunque las autoridades de los judíos con sus seguidores reclamaron la muerte de Cristo, sin embargo, lo que en su Pasión se hizo, no puede ser imputado ni indistintamente a todos los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de hoy. Y, si bien la Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios, no se ha de señalar a los judíos como reprobados de Dios ni malditos, como si esto se dedujera de las Sagradas Escrituras. Por consiguiente, procuren todos no enseñar nada que no esté conforme con la verdad evangélica y con el espíritu de Cristo, ni en la catequesis ni en la predicación de la Palabra de Dios. 

    ¡Y no pueden parar de mentir! El Evangelio no deja lugar a dudas: Es Cristo como ya vimos quien los condena a muerte en cuanto pueblo; a todos; ya que como pueblo los tenía Dios sentenciados desde Moisés con juramento solemne: "Pongo hoy por testigo contra vosotros al cielo y a la tierra, que pronto seréis totalmente exterminados de la tierra donde vais a pasar el Jordán para poseerla. No viviréis por mucho tiempo en ella, sino que seréis totalmente destruidos. Y el Señor os dispersará entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones adonde el Señor os llevará". (Deuteronomio 4:26-27). ¡Profecía cumplida! Ahora bien, "como si esto se dedujera de las Sagradas Escrituras" no se tiene que deducir, ¡ESTÁ en las Sagradas Escrituras!

    ¡Nunca se había visto tamaño descaro en materia tan grave!


    Otro texto del Concilio

    DIGNITATIS HUMANAE 

    DECLARACIÓN SOBRE LA LIBERTAD RELIGIOSA 

    EL DERECHO DE LA PERSONA Y DE LAS COMUNIDADES 
    A LA LIBERTAD SOCIAL Y CIVIL EN MATERIA RELIGIOSA


    Comencemos por destacar que nunca antes concilio alguno había propuesto como principio jurídico la libertad religiosa; y menos aún, en consideración al sinnúmero de errores y torpezas posibles para abrirles las puertas de manera oficial. Los resultados los tenemos a la vista.

    Por el contrario, la Iglesia había celebrado todos los concilios anteriores con el objetivo de cerrar las puertas de toda ciudad a todo error. En otras palabras, había restringido la libertad religiosa para ajustarla únicamente a la verdad. ¿De qué puede servir una autoridad eclesial que predica el relajamiento ante otros con la disculpa de los derechos humanos? En consideración al Evangelio: ¿Para que sirve un pastor que abre las puertas a los lobos?


    La dignidad humana, hablando en católico, no es la dignidad de todo y cualquier bípedo implume. Es la dignidad suprema que debe ofrecerse a todo hombre. La dignidad del católico es la dignidad de los hijos de Dios por el bautismo que los eleva sobrenaturalmente a exigencias sobrenaturales que los demás no tienen. Pero tampoco se queda en el bautismo, son siete los sacramentos. Las exigencias de cargar la cruz en pos de Cristo, la exigencia de dar nuestras vidas por Él, y la condenación al fuego eterno para los que prefieran renunciar a Cristo con tal de salvar la vida (Mateo 10:37-38) nos hablan de una dignidad condicionada.

    De la misma manera que nos basta con detectar diferencias en el acento para reconocer al extranjero, aquí, desde el título mismo y propósito manifiesto detectamos al invasor. En su menosprecio a nuestros modelos y valores a los que equipara en derechos con torpezas doctrinales y morales sin discernir entre verdades divinas y torpezas humanas. Y el fraude que propone no solo afecta al católico. Es un engaño, y una degradación que se predica a la humanidad entera con ese mismo objeto: degradarla, que en lo intelectual es embrutecerla. 

    Que usted tenga el "derecho" de creer que dos más dos son tres, ni puede otorgarle el derecho de enseñar, ni puede quitarle a otro el derecho de corregirlo. Pero eso es precisamente lo que se propone dignitatis humanae al negar al estado, y a cualquiera su derecho a intervenir. Paradójicamente, renuncia a reclamar su autoridad absoluta en materia religiosa para luego negarle el derecho a intervenir (perseguir el fraude) al estado, dejando a la sociedad sin posibilidad de certidumbre en la materia. 

    Inaugura así el Concilio la pérdida de toda certeza en materia religiosa ¡como beneficio social! ¡Debe quedar con esto más entendible el porqué del nunca antes en la Iglesia"! Como debe quedar claro, basta con una sola inversión, con anteponer la libertad a la verdad para que asomen los cuernos y el ateísmo de fondo.

     Veamos más:

    Lo primero que reclama la dignidad humana como derecho es el derecho a la verdad.  “La verdad os hará libres (Juan 8:32)” nos dice el único Señor de la Iglesia. ¿Cómo puede usted tener derecho a comer lo que se le antoje sin el derecho a saber si la conserva tiene veneno? El derecho a la verdad es derecho de vida o muerte. 

    Cuando Vaticano II hace lo que aquí condena la Sagrada Escritura, al invertir el orden anteponiendo derechos a la verdad, no sólo predica contra Cristo, la Verdad Humanada, sino que abre puertas y ventanas a la anarquía y cierra filas contra la unidad.  Cuatro, como la suma única de dos más dos nos une; relativizarlo nos desune. El Dios verdadero nunca dijo “la fe os hará libres”; o “la esperanza os hará libres”; o bien “la caridad os hará libres” por la sencilla razón de que creer “en cualquier cosa”  en vez de en la verdad nunca ha sido aspiración humana, mucho menos libertad. Y vivir engañado es lo más indigno e indignante que se pueda concebir, y por consiguiente lo más opuesto a la libertad verdadera, e impedimento mayor para recibir los beneficios de las tres virtudes teologales mencionadas.

    Tan obvio resulta que verdad y libertad se contraponen cuando no se exige que la libertad se subordine a la verdad, que el tema de La Verdad, al igual que los conceptos condenatorios y precisos de herejes y apostatasindispensables al discernimiento entre los veraces y los embusteros fueron eliminados del Concilio para impulsar la confusión bajo la engañifa de la libertad.

    Este fraude por inversión de valores (subordinaciones) golpea a la humanidad entera.

    Al requisito de la verdad debe sujetarse, por tanto, todo reclamo de libertad para librarse del embrutecimiento global. Jesucristo mismo se define a Sí Mismo como La Verdad (Juan 14:6). Por consiguiente, anteponer eclesialmente cualquier cosa a la verdad es lo propio del Anticristo. Anteponer cualquier cosa a la verdad en el terreno puramente civil es engañar. La premisa escondida: “independientemente de la verdad”, revela el sofisma, y el sofisma el fraude.

    Y no es que el descaro lo hayan llevado al extremo de negar abiertamente que la única verdad en religión sea la católica. Se guardaron muy bien de ello, y lo proclamaron, sabedores de que bastaba con anteponer la libertad para consumar el fraude.

    Colocar el énfasis en la libertad en vez de en la verdad (inversión valorativa) no difiere del colocar el derecho al placer sobre el derecho a la vida de un hijo por el aborto o por el condón. No impide preferir el robo al trabajo, a la venganza sobre la ley, a la mentira sobre la verdad. Esa es la "libertad" que se posibilita aunque no se le acredite, pero tambien es más merecedora de llamarse por ello crimen que libertad. El derecho a la libertad de creencias abarca, en el documento conciliar la libertad de predicación; o sea, el derecho a engañar, ya sea culposo o doloso. Y lo ratifica al colocar dicha libertad fuera, y aún por encima de la autoridad civil y del derecho penal para abrir todas las puertas al delito de fraude. Lo ratifica en beneficio propio, en beneficio del fraudulento Concilio.

    Veamos los textos siguientes, teniendo sobre todo presente el daño de la confusión que sería intolerable para las ciencias, para la enseñanza del programa de primarias, etc. Pero sobre todo el hecho de que la naturaleza aborrece un vacío. Por consiguiente, las multitudes a las que se dejó de predicar por estos falsos respetos se encuentran hoy avasalladas por todas las sectas en el mundo entero.

     Dice dignitatis humanae:

    "La libertad de las comunidades religiosas 
    4. La libertad o inmunidad de coacción en materia religiosa, que compete a las personas individualmente, ha de serles reconocida también cuando actúan en común. Porque la naturaleza social, tanto del hombre como de la religión misma, exige las comunidades religiosas.

    "Las comunidades religiosas tienen también el derecho de que no se les impida la enseñanza y la profesión pública, de palabra y por escrito, de su fe. Pero en la divulgación de la fe religiosa  y en la introducción de costumbres hay que abstenerse siempre de cualquier clase de actos que puedan tener sabor a coacción o a persuasión inhonesta o menos recta, sobre todo cuando se trata de personas rudas o necesitadas. Tal 
    comportamiento debe considerarse como abuso del derecho propio y lesión del derecho 
    ajeno. 

    "Forma también parte de la libertad religiosa el que no se prohíba a las comunidades  comunidades religiosas manifestar libremente el valor peculiar de su doctrina para la ordenación de la sociedad y para la vitalización de toda actividad humana. Finalmente, en la naturaleza social del hombre y en la misma índole de la religión se funda el derecho por el que los hombres, impulsados por su propio sentimiento religioso, pueden reunirse libremente o establecer asociaciones educativas, culturales, caritativas y sociales". 

    Y en vez de defender como única la Verdad que los obligaba, salieron a defender, y promover ¡todos los errores ajenos!

    Ya entendía el mundo por religiones a: "La iglesia de Satanás", "La Teosofía", "El espiritismo", el "New Age", la "Scientología", la "Meditación Trascendental", a los "Adoradores de Serpientes", a los adoradores de la "Santa Muerte", a 3000 sectas protestantes, al judaísmo, al islamismo, al budismo, Etc, etc., etc. Y para evitar disensiones, de no ser formalmente religiones, las gentes las tomaba por tales y así eran sus efectos.

    ¿Se le ocurre una táctica más contraria a edificar el Reino para que haya un solo rebaño bajo un solo Pastor?

    Este derecho a engañar, deliberado escamoteo y sustitución de la verdad, solo puede entenderse dentro de la guerra milenaria entre la Biblia y el Talmud como lo venimos planteando desde el capítulo III. Los dos libros más opuestos, que por el solo hecho de serlo, comprenden entre ellos toda posición intermedia. Los textos conciliares en general obedecen a la estrategia de Montefiore de cegar y engañar a la gente por medio del control mediático para poder embrutecer y dominar. Este robarse la verdad por la desinformación, este fabricar jaulas de supersticiones que vinieron a llenar el vacío dejado por la Iglesia, esas camisas de fuerza de la ignorancia que recibieron los fieles de la prédica liberal, toda la tiranía de la estupidez es lo promovido por el Concilio, y prueba su rechazo a la Palabra Divina: La Verdad os hara libres.

    Solamente la verdad puede liberarnos del embrutecimiento global. Verdad subrepticia y mañosamente negada por el Concilio al mundo entero.

    Así engañó al mundo el Concilio con esta falsa presentación de lo católico, porque lo católico jamás subordinó la verdad a cosa alguna, y mucho menos al caos de la libertad.

    La conducta exigible
    Que es a su vez la única compatible con la Infinita Majestad del Señor de la Iglesia, Su Cuerpo Místico, estaba en reclamar su autoridad soberana para enseñar de manera exclusiva la verdad en materia religiosa. Verdad que por ser divina excluye a toda otra, y que no puede admitirse de manera alguna reinterpretada o cambiada. Verdad destinada como patrimonio divino para todas las gentes como Jesucristo lo mandó:

    "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado". (Mar 16:15-16)

    Pero la magnitud del delito lo muestra lo ya visto que está en todo conforme con nuestra experiencia con y desde el Concilio. Pudieron estos hipócritas hablar de libertad porque sabían que la propuesta del Baronet de Montefiore se había consumado a nivel mundial. Solo la mentira podía reinar, y reinaba. La libertad sería irrestricta, y lo sería para embrutecer con Darwin, Marx y Freud. Con el reinado de  la pornografia y la proliferación del veneno de la confusión; con el aborto, la pederastia y la homosexualidad. Con la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII; en resumen: con el Talmud de Babilonia. Todas estas aberraciones, embrutecimientos, deshumanizaciones y satanismo talmúdico avalado por los de los cuernitos.

    Pero el triunfo de Dios se anuncia ya con las canonizaciones, ya que ahora tendrán que reubicar a estos dos en el Infierno. ¡No se puede tapar el sol con un dedo!